Teotihuacán
Es símbolo de desarrollo cultural, artístico, religioso, político y social de la cultura mesoamericana, y que aún después de su abandono continúa siendo objeto de la construcción simbólica colectiva. Por sus valores históricos, culturales y educativos, no solo es el sitio arqueológico más visitado en México, sino se ha consolidado como un destino turístico internacional.
Teotihuacan significa el “lugar donde fueron creados los dioses” y debe su nombre a los mexicas, que la llamaron así seis siglos después de su abandono. Alcanzó los 22 kilómetros cuadrados de extensión y fue uno de los polos culturales del área conocida como Mesoamérica. Su alcance abarcó desde el norte hasta el sur del México actual, así como Guatemala y Honduras, regiones con las que mantuvo un intercambio traducido en influencias estilísticas y arquitectónicas.
Su valor universal se aprecia en el diseño urbano ortogonal, definido por la calzada de Los Muertos en el eje norte-sur y las canalizaciones del río San Juan en el este-oeste, disposición que se vincula con el paisaje y sus elevaciones naturales, como el cerro Gordo y la sierra de Patlachique. Sobre ese plano se trazaron calles, palacios, templos y conjuntos habitacionales con una población multiétnica dedicada a la producción artesanal, el comercio, el sacerdocio y la guerra.
También se caracterizó por su cultura material, como la pintura mural o los objetos cerámicos y de piedra ofrendados en edificios y entierros de todas las clases sociales. De sus numerosas construcciones, distribuidas en tres mil hectáreas, las más importantes se hallan en la calzada de Los Muertos, entre las que destacan las pirámides del Sol y la Luna, la Ciudadela, los conjuntos Oeste y de La Ventilla, el Gran Complejo y los palacios de Tetitla, Atetelco, Tepantitla, Yayahuala y Zacuala.
Teotihuacan se incorporó a la lista de sitios considerados como Patrimonio Mundial por la UNESCO, el 11 de diciembre de 1987. Reúne los seis criterios culturales, todos los que ha definido el organismo internacional, para ser objeto de dicha declaratoria:
1. Representar una obra maestra del genio creativo del hombre.
2. Ser la manifestación de un intercambio de influencias considerable, durante un periodo determinado o un área cultural específica, en el desarrollo de la arquitectura o de la tecnología, la planificación urbana o el diseño prehispánico.
3. Representar un testimonio único, o por lo menos excepcional, de una tradición cultural o de una civilización aún viva o desaparecida.
4. Ser un ejemplo sobresaliente de un tipo de construcción, de un conjunto arquitectónico, tecnológico o de paisaje, que ilustre una o más etapas significativas de la historia de la humanidad.
5. Constituir un ejemplo sobresaliente de asentamiento humano o de ocupación del territorio que sea tradicional y representativo de una o varias culturas, especialmente si se ha vuelto vulnerable por el efecto de cambios irreversibles.
5. Estar asociado directa o materialmente con acontecimientos o tradiciones vivas, ideas, creencias u obras artísticas y literarias de significado universal extraordinario. Sólo se aplica en circunstancias excepcionales y es utilizado con los demás criterios.
Relevancia astronómica
Según Alejandro Sarabia, director del sitio arqueológico, aunque el tema ha sido poco estudiado se tiene conocimiento de dos lugares que fueron esenciales para la observación astronómica en el sitio: la Pirámide del Sol y la llamada Cueva astronómica, ubicada cerca de dicha estructura.
El especialista menciona que en esta pirámide, el astro rey se oculta exactamente frente a ella, el día 13 de agosto, mientras que para el 19 de febrero surge por su parte posterior. En cuanto a la cueva, se dice que los teotihuacanos registraban en ella el paso cenital del Sol dos veces por año, de una manera exacta.
Otro punto a destacar sobre Teotihuacan es que los investigadores coinciden en que la estructura urbana de la ciudad estuvo regida, al momento de construirla, por diferentes puntos astronómicos que, hasta el momento, no han sido definidos.
Un siglo de investigaciones
Como parte de las celebraciones para conmemorar los primeros cien años de investigaciones en la Zona Arqueológica de Teotihuacan, estado de México, se exhiben en el ex museo de la zona, por primera vez, 70 piezas arqueológicas halladas en el “Barrio Zapoteca”, ubicado en la parte norponiente del lugar.
Gente de nubes en tierra de encuentros es el título de la exposición, que hasta el 30 de abril de 2009 muestra al público la importancia que tuvo el llamado “Barrio Zapoteca” en la vida social, política, económica y cultural de Teotihuacan.
Dividida en seis salas, la muestra lleva a los asistentes por un recorrido histórico-arqueológico en el que conocerán el papel que tuvo el comercio en este sitio y la relación con Monte Albán, Oaxaca, así como la importancia del establecimiento de un grupo zapoteco en la urbe teotihuacana.
Los visitantes también aprenderán cuáles eran las actividades a las que se dedicaban y cómo eran sus costumbres funerarias, todo lo anterior mediante un discurso museográfico compuesto por piezas arqueológicas y fotografías de las investigaciones, así como de diferentes temporadas de campo que arqueólogos del INAH han realizado en el “Barrio zapoteca” o Tlailotlacan (gente de tierras lejanas), de 1960 a la fecha.
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